La Cueva del Tibu en las montañas de Ciales
En busca de nuevas aventuras nos adentramos a la zona montañosa y majestuosa de la Isla. Era lunes y parecía que tendríamos que regresar a casa a cocinar (que también nos gusta mucho preparar buena comida en casa). Tras pasar varios chinchorros y negocios cerrados encontramos uno que recién comenzaba a sacar las sillas y mesas a la claridad del día: La Cueva del Tibu.
Entramos. El lugar es abierto y bastante amplio. Curiosamente decorado con billetes de un dólar por todas partes (en serio, por TODAS partes), decidimos ver el menú. No tienen tantísimas opciones, pero tiene lo necesario: tragos y picadera para el jangueo. Algunas opciones originales y los platos fuertes del menú, aunque bastante comunes, se platean de manera agradable y apetecible. Probamos dos recomendaciones del dueño: la carne ahumada y las bolitas de longaniza rellenas de queso suizo. Ambas alternativas muy buenas y buenas porciones. Igualmente, los platos que sirvieron a otros comensales no debieron dejar con hambre a nadie, eran bastante sustanciosos.
También probamos el trago de la casa, la especialidad del Tibu. Excelente si gustan de los sabores dulces y quieren rememorar sus años de escuela con los tiburones de dulce de goma tan populares en los quioscos de las escuelas con los que decoran el vaso. Un viajecito de nostalgia no viene mal. Además, supimos que tienen música en vivo los lunes (el lugar es muy concurrido esos días). Tiene espacio afuera, en dos secciones adentro y un espacio afuera rodeado de la naturaleza propia del lugar, muy acogedor. Dése la vuelta, un lunes, a escuchar música y comer en ambiente de campo, se le olvidará que hay que trabajar al día siguiente. Lunes con sabor a viernes de jangueo total. Los demás días de la semana laboral se irán más rápido, por lo menos eso dicen los más experimentados en el lugar.