Siempre es un gusto visitar Cubakí. En esta ocasión, llegamos en Domingo de Pascua. La playa y los eventos familiares atrapan a la mayoría de la gente, pero buscábamos la calma y tranquilidad. Hoy no era un día de rumba para mí. Más bien de sabor, y lo que encontré no tiene precio, fue mucho más que eso. Fue calor humano, amistad, experiencias, recorridos por la vida.

Terminamos tomando cerveza local y unos apritivos que he mencionado anteriormente, croquetas de mac and cheese y montaditos de spicy crab. Estos no son de los tostones congelados de las megatiendas, sino de plátanos del país, deliciosos. Y para no perder la costumbre, lo que considero que es unos de los mejores (si no el mejor) Old Fashioned preparado con JD que he probado en Puerto Rico. Unos sabores exquisitos, muy bien mezclado y elegantemente servido, simplemente espectacular.

Y lo mejor de la tarde, la conversación. El arte de comunicarnos sin tener que retratarnos, solo experiencias que quedan en la memoria. Cuba y su esposa Carmen, nos contaron de su reciente viaje a Ecuador. Aventuras, anécdotas, historia, arquitectura y, obviamente, la comida que juega un papel principal. En fin, fue un instante de la vida que se nos obsequió y lo pasamos espectacular! Gracias a Cuba y su familia que dan cátedra de lo que es tener un negocio familiar. Es el ambiente, la comunidad y la gente lo que hacen del lugar uno placentero. Gracias Cuba, y a tu familia, por el excelente servicio, por la familiaridad, por la amistad y porque le ponen el corazón a lo que hacen. Ahí estriba la excelencia.

Auspicie lo local, mi gente. Salga del alboroto de vez en cuando y tómele un gustito a la vida en Cubakí en Vega Baja.