Savanna: Safari en el pueblo de Arecibo
Por el nombre pensarán que es un restaurante de comidas inspiradas en las savannas de África ubicado en el casco urbano de Arecibo. Aunque el nombre y la decoración utiliza el motivo africano, la comida es tradicional, con un agradable toque creativo y bastante variado. Según E. Hernández, esposo de la dueña del establecimiento, los platos reflejan y enfatizan en la herencia africana de la gastronomía puertorriqueña como lo son los majados de viandas, los mofongos, los granos, entre otros platos y acompañantes que se clasifican bajo nombres de origen africano en el menú. Tienen un menú de almuerzos que cambian y varían por día a precios muy accesibles.
En nuestra primera visita me prepararon mi tradicional Jack D. muy bien, eso me satisfizo. Asimismo, la comida estuvo muy buena. Pedimos la sopa del día que era de calabaza. Soy fanática de todo calabaza, esta sopa cremosa estaba buena, pero la encontré más como un postrecito, ya que tenía un toque de canela y la consistencia era similar a una compota. Si le parece interesante esa combinación de calabaza y canela, la debe probar. También pedimos los “garbanzos felices”. Primero pregunté qué tan contentos estaban, nunca los había visto en un menú, y son garbanzos guisados con chorizo acompañados de “chips”. El guiso con chorizo les quedó exquisito. Y los “chips” frescos, calientes y crujientes. El plato principal fue de medallones de cerdo acompañados por mamposteao de gandules con coco rayado. Tengo que decir que el sabor del gandul con el coco es muy interesante, me pareció muy rico. Lo recomiendo al 100%.
Por cierto, hoy regresamos para almorzar. Llegamos tardecito, pero quedaba del menú de almuerzo y todo estaba muy delicioso. Probamos el arroz con tocino y habichuelas guisadas, el arroz con longaniza, “meat loaf” y canoa rellena de biftec. Queda comprobado que los guisos en Savanna son de lo mejor. Para finalizar, hoy tratamos un postre. Seleccionamos un flan preparado localmente, con opción de sabor a vainilla o queso y cubierto de Irish Cream. Seguro que querrá comerse por lo menos uno de cada sabor. Así cerramos con broche de oro nuestro almuerzo. Además de la buena comida, el trato y atención es amable, el ambiente es relajante, sin prisa y el motivo africano cae muy bien. Definitivamente fueron ingeniosos y meticulosos decorando. Los murales son bonitos, el uso del color muy interesante sin ser muy cargado. En fin, una experiencia muy tranquila y rica en sabor.
Los viernes tienen noches de jazz, un concepto musical inusual para el área geográfica en la que nos encontramos, pero una agradable sorpresa. Hay bastante espacio para estacionarse en la calle cercano al lugar. Esté pendiente a la próxima actividad de Bomba a finales del mes de noviembre y a la apertura de otro establecimiento con un concepto distinto a este pero igualmente creativo y exquisito. ¡Disfrute, auspicie al negocio local y buen provecho!